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Alfadir Luna

Alfadir Luna (n. 1982) Vive y trabaja en la Ciudad de México.

Licenciado en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas (UNAM). Alfadir Luna realizó entre otros, estudios sobre estética, arte y violencia en el Colegio de Saberes (2010-2011). Su trabajo se enfoca en procesos vinculados con teorías del conocimiento y actos de intervenciones en sitios especificos. Desde 2006 ha desarrollado su obra dentro del marco de las estructuras sociales que constituyen a los mercados públicos de la Ciudad de México. Su trabajo también ha sido mostrado en distintas plataformas públicas de México y en el extranjero, entre las que destacan: Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) (Ciudad de México), Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) (Monterrey), Guest Projects (Londres), Storefront for Art and Architecture (Nueva York).

Interview

Ciudad de México. 20.03.2015

Bernard Vienat (BV).- Hablando de tu obra Procesión del hombre de maíz, ¿cómo empezaste a trabajar en ella?

Alfadir Luna (AL).- Encuentro al maíz como una materia que permite un diálogo amplio con distintas personas. Fui pensando cómo construir este símbolo sumándome a las dinámicas de los mercados, en los que poco a poco he desarrollado la procesión.

En 2006 comencé el proyecto “Mercados Públicos” en la Central de Abastos. Entonces el Centro Cultural España a través del Seminario de Medios Múltiples fui invitado a realizar una obra en el Centro Histórico. Fue ya en 2008 que al caminar el Centro me lo pensé como una gran central de abastos; cuando vi que eso era demasiado, decidí hacer recorridos más localizados, por decirlo de alguna forma, y cuando entré a la Merced encontré formas por las cuales podría ser elaborado un diálogo entre las artes contemporáneas y los mercados, así cómo las formas sociales por las cuales son articulados estos espacios. Esto me interesó en tanto procesos con cargas poéticas.

La procesión la imaginé como una plataforma de diálogo y al maíz como un objeto para activar tal diálogo. Es un significante muy amplio que tiene el potencial de abarcar diversas problemáticas tales como: históricas, indígenas, agrarias, campesinas, identitarias, económicas, comerciales, genéticas, etcétera.

BV.- ¿Por qué has elegido el mercado como un lugar de interacción y de intercambios comerciales y no algún otro lugar?

AL.- En 2006 trabajaba concentrado en la relación entre arte y conocimiento a partir de la pregunta: ¿qué estructuras epistemológicas y hegemónicas articulan a esto? y es entonces que encontré a Friedrich von Hayek, quien declara que el centro de su teoría económica es la epistemología… se refería a una economía de mercado. A partir de ahí me quedé pensando en dónde puedo encontrar estructuras epistemológicas, es decir, una relación y una comprensión de lo que está sucediendo y un entendimiento de las estructuras de conocimiento que no sean propias de lógicas escriturísticas y que esto esté íntimamente ligado con el flujo de mercancías.

Pensé inmediatamente en la Central de Abastos que es un centro donde llegan toneladas de mercancía al centro del país y lo imaginé como un punto para poder conectar a distintas prácticas a partir de entender al conocimiento de una forma diferente a algo que uno posee, que es como nos es proyectado desde una escuela “occidentalizada”, tomando en cuenta que en la mayor parte de México el conocimiento fuera de estas estructuras occidentales tan rígidas es algo que está vivo. Cuando voy a la Merced me doy cuenta que las formas de comunidad que articulan a los mercados públicos constituyen una economía de mercado, pero cuyo carácter mágico-religioso-amoroso tiene casi el mismo peso que el comercial y el escriturado.

BV.- ¿Cómo se lleva a cabo la procesión?

AL.- La procesión inició en 2008. Es una procesión que pasa por 11 mercados públicos de la Merced. Cada mercado originalmente tenía una parte de la escultura del hombre de maíz. La procesión el primer año salió de la Academia de San Carlos hacia donde se encontraba el convento de los Merceditas, en Manzanares y Jesús María, pues ahí estaba ubicado el mercado antes de que en 1957 fueran construidas las naves modernas; en esa plaza se encontraron comerciantes de la Merced y colaboradores del Seminario de Medios Múltiples. De ahí caminamos hacia el mercado de Mixcalco, en el cual se entregó la primera pierna, luego fuimos al mercado de ampudia, luego al mercado de comidas, nave menor, desnivel, nave mayor, mercado de flores, anexo y mercado de Sonora. En esta primera procesión el hombre de Maíz no iba sentado, sino en una forma erguida. Fue recibido en el mercado de Sonora, bailamos y comimos, invitados por comerciantes. Entonces me comprometí a que el Hombre de Maíz estuviera un año en diez mercados.

A raíz de conversaciones que tuve con distintos comerciantes en torno a la mejor realización de la procesión propuse la conformación de una mayordomía. Desde el año 2009 cuarenta comerciantes por lo menos participan activamente en distintos aspectos de la procesión. Mi papel es el de mayordomo también, quien coordina el evento y garantiza su realización, es decir, ahorro durante el año para la fiesta y hablo a lo largo del año con distintas personas para organizar esto.

Una forma en que es disuelta la “jerarquía” del cuerpo (respecto a la repatición de las partes) es posible por el cambio de rutas y cambio de mercados. El mercado que entrega es el primero, el que recibe es el último y la ruta es trazada de manera que el recorrido sea lo más corto posible, algo que sea lo menos cansado, lo más rápido. Actualmente, conforme esta procesión va pasando por los mercados, se va construyendo el hombre de Maíz, decición tomada por la mayoría de los mayordomos.

Después de que la procesión hace todo el recorrido el último mercado, el mercado mayordomo, lo atiende un año en el mismo mercado. La procesión va acompañada de una banda de viento, chinelos, estandartes y cestos vacíos con cascabeles, un bastón y un trenzado. Cada año el mercado mayordomo confía la mayordomía al que viene; en ese momento se entrega el trenzado y un bastón.

BV.- En cuanto a la relación con un público, ¿cómo reacciona este frente a la procesión y en qué formas es que participan o colaboran en ella?

AL.-Recordando que estoy pensando en una economía de mercado no escriturística exclusivamente sino en economías de mercado mágicas, religiosas y amorosas, hago una distinción entre lo que es colaboración y participación: En una colaboración hay un modelo que no es afectado y alguien colabora para llegar a ese modelo o trabajar alrededor de él; en la participación como yo la entiendo, el modelo es afectado, es decir, hay un juego (no en el sentido de competencia) y no es necesaria la disolución del autor, pero tal vez sí de los estatutos de la autoría, es decir, hasta dónde, para qué y qué sentido tiene que alguien se diga autor. Estas preguntas han podido ser abordadas con mucha más atención en el mercado y universidades que en otro sitio. En otro momento podríamos hablar sobre lo obviado que ha sido esto.

En el caso de la procesión, la participación va desde cómo es enunciada la misma y cómo yo no voy a estar peleando el título de la pieza: que se le pueda decir La procesión del Señor del Maíz o La procesión del Hombre del Maíz, El Muñeco de Maíz y demás variaciones que tenga dependiendo del lugar en que se exhiba. También está modificado el modelo en tanto el ritual que diseñé en un principio, pues tenía una lógica simbólica pero cuando se realiza una y otra vez, va pesando también la agilidad del ritual, y es en esa agilidad que esas cosas que se le van modificando también van adquiriendo un carácter simbólico. De lo que soy responsable (e imagino la autoría) es de la estructura que provocó el acontecimiento actual, es decir, conforme pasa el tiempo mi lugar ahí es disuelto en algo mucho más complejo.

Además, cada comerciante es distinto, por ejemplo en el mercado de desnivel reciben al hombre de maíz con un altar para la virgen de la Merced, entonces antes de que se haga el agradecimiento por la visita y la declaración pública, presentan al hombre de maíz ante la virgen y le piden que bendiga al hombre de Maíz: símbolo de unidad, prosperidad… lo que cada quien quiera, lo digo así porque este símbolo se ha ido abriendo. En otros mercados como en el Sonora le prenden copales, inciensos, le tocan varias canciones, le hacen regalos. En el mercado de carnes pasa casi de largo, solo piensan la procesión como: “ahí vienen estos que caminan juntos cada año” son de un carácter mucho más burlón. Como vemos no hay una cuestión sagrada en esto.

No es una imagen que esté hecha para prohibir una profanación, es algo que incluso va a recibir albures porque además la escultura no tiene claramente genitales masculinos. Y va a permitir como por ejemplo se puede ver en el mercado de Mixcalco, la adopción de posturas políticas, tanto de carácter local y barrio como alcances más amplios con activistas que trabajan sobre la visibilidad y los alcances políticos de distintas comunidades indígenas de distintas regiones, por decir lo menos.

La procesión no es un proyecto masivo. No es que sean todos los comerciantes de todos los mercados en general quienes participan en ella, no estoy trabajando por red social, estoy trabajando por lazo social, por lo cual no es mi objetivo que salgan todos los comerciantes detrás de un símbolo, sino la construcción de complicidades respecto a esta posibilidad de hablar.

BV.- ¿Cuál es la función que cumple un mayordomo y cómo asumes este rol en el caso particular de esta procesión?

AL.- La mayordomía es una forma de organización cívico-religiosa. Ha sido registrada históricamente como una forma de sostener relaciones entre grupos indígenas y la iglesia, de manera que los primeros organizan y definen cómo se realizan las fiestas, pero la iglesia dice cuándo y qué se celebra. Las mayordomías rurales son netamente piramidales, podrán pasar muchos años o tal vez toda tu vida para que llegues a ser mayordomo; la mayoría suelen ser hombres mayores, y están a cargo de que la fiesta de tal o cual Santa Patrona o Santo Patrono sea llevada a cabo como lo merece y que todo salga muy bien.

Pero no sólo es eso, de pronto también empieza a funcionar como un organismo de mediación con fuerzas gubernamentales o en ocasiones ha llegado a ser una forma de gobierno al interior de comunidades específicas (por supuesto) y va a estar en constante cambio, nunca va a ser igual, no podemos hablar que una mayordomía es por definición tal cosa; hay muchísimos estudios sociológicos y antropológicos al respecto que arrojan muchísimas posibilidades al respecto.

AL: Habiendo entendido un poco qué es la mayordomía en la estructura que garantiza la realización de una fiesta, a diferencia de la mayordomía rural, la urbana es mucho más ágil, participan en su mayoría mujeres y muchas personas jóvenes. Surge mi papel como mayordomo a partir de un compromiso que yo hago de que el hombre de maíz, la escultura, visitará cada mercado y se quedara ahí durante un año.

Al tomar yo el cargo, la segunda procesión la pagué por completo de mi bolsillo al estar trabajando allá, los comerciantes empezaron a platicar sobre la posibilidad de que los demás también cooperaran con algo de dinero en la medida en que ellos también estaban recibiendo la visita de otras personas y con eso están movilizando la energía en su mercado. Por supuesto, no todos los comerciantes van a participar, hay a quienes no les importa en absoluto la procesión, así como hay otros a quienes definitivamente les interesa.

Lo que hay que hacer entonces es una gestión tremenda y mucho trabajo de conciliación, pero aquellos que ya querían participar empezaron a hacerlo sin problemas, diseñaban los volantes, sus textos para hacer una o varias declaraciones públicas para cuando llegara el hombre de maíz, que hablan desde la situación del barrio hasta posturas públicas en contra del maíz transgénico, por ejemplo.

Mi trabajo como mayordomo es visitar los mercados involucrados y gestionar la ubicación del hombre de maíz, reunir registro, y más…

BV.- Si hablamos la documentación de la obra, ¿cómo se realiza ésta y cómo se puede presentar el proyecto en un espacio expositivo?

AL.-En el proceso de documentación, el registro es propio de la dinámica que asumimos; si es videograbada es porque es el registro usual para cualquier procesión. No me interesa elaborar medios de documentación que pretendan exportar la experiencia. La obra sucede en los mercados. Aún así, lo que es mostrado en el caso de la procesión son documentos: texto, imagen fija, imagen en movimiento y objetos. De imagen fija son dibujos y esquemas o diagramas que más o menos explican esto, básicamente fotografía y un poco de collage. De imagen en movimiento principalmente es video. Entre los textos se encuentran crónicas y entrevistas a los mismos mayordomos y a los comerciantes sobre cómo se entiende la procesión, qué es y cómo funciona para la gente.

Cuando estas imágenes son mostradas en un museo es hecha una breve explicación de qué es lo que está viendo la gente, pero lo que estoy trabajando es la visualidad de la procesión… insisto, no me interesa que se tenga la experiencia del mercado, eso nunca va a pasar.

BV.- Después de varios años en los que se ha realizado esta procesión, ¿cómo se sigue organizando en la actualidad?, ¿qué es lo que haces tú como parte de la organización?

AL.- Básicamente voy y visito a los comerciantes en el lugar donde trabajan, puesto que es difícil que salgan de sus locales. Cuando es un negocio grande y tienen trabajadores o es una familia grande, sale uno y podemos ir a caminar y hacer otras cosas, pero es difícil que esto suceda. El punto es que la forma en la que la organizo es a partir de coordinar en dónde se va hacer la procesión, dónde se va a instalar el nicho, cuánto necesitamos, qué necesitamos, cuánta gente va a venir, cuál va a ser la ruta, recordarle a la gente la fecha de la procesión, etc., es básicamente un trabajo logístico en el que me toca hacer un trabajo de conciliación partidísta, política partidísta… Con las otras formas de política los comerciantes no han condicionado su participación.

Además, organizo discusiones de otro proyecto: La conformación del Consejo de Cultura. Esta explora las formas de comunidad mágico-escrituradas y con mágico no me estoy refiriendo a santería, semillas o toques mágicos, sino que me refiero a todas esas formas de comunidad que escapan a su descripción. Es decir, cuando uno intenta describirlas no funcionan, no tienen “una lógica”, lo que uno cuenta no es lo que está pasando.

BV.- Tu obra tiene diferentes niveles de lectura relacionados con diferentes disciplinas como son por ejemplo la antropología y la sociología. Dentro de este carácter transdisciplinario, ¿cómo defines la parte artística de la procesión?

AL.- Estoy imaginando la parte del arte en dos puntos: Uno es la experiencia que provoca esta acción y el otro es su enunciación, y por supuesto cómo van a trabajar ambas. No estoy pensándolo como una relación de correspondencias, sino como una problematización entre lo que es hecho y lo que es dicho y que obviamente no estoy pensando en decir una verdad, en decir lo que está pasando, sino en hablar tanto un problema de cuerpo y enunciación en campos tan intrincados como lo son los mercados.

Para mí la obra entonces está sucediendo en este campo liminal, entre la enunciación de la acción, que si nos detenemos, podríamos sentir un poco en dónde está la figura retórica empleada para decir eso que no existía hasta este lenguaje simbólico y, por otro lado está la experiencia, la performatividad, la visualidad y la plasticidad de la pieza. También en ésta podemos percibir en dónde se da la obra, pero para mí lo que realmente importa trabajar en tanto arte es el espacio que es abierto entre estas dos y que no solo nos permite imaginar y plantear posibilidades, no solo plantea el vivir algo como si ya estuviera sucediendo, como un mundo que acaba de aparecer, sino que de pronto este campo rompe correspondencias con lo que está rodeándolo, haciendo que nos preguntemos ¿por qué está sucediendo esto?, ¿por qué aquí?, ¿cuál es su lugar?, ¿qué es esto?

BV.- ¿Adoptas una postura activista en este proyecto en el cual relacionas a los mercados de La Merced y que incluso llega a hablar de cuestiones como el maíz transgénico?

AL: No puedo decir que yo tengo un ejercicio activista. Habrá quienes digan que no la obra, sino todo el proceso que requiere la procesión, de alguna manera es activismo, pero yo no lo imagino así. Me cuesta trabajo en un inicio poder definir qué sería el activismo y comprender entonces por qué lo que hago podría ser clasificado como tal. Yo lo que estoy haciendo es porque es requerido para que suceda esta acción, y ésta que en un principio fue proyectada como una estructura ha ido cambiando. No planteo el ser mayordomo como una acción simbólica en sí, sino como un requerimiento de asumir un rol que va a permitir la realización de lo otro.

Perdón por el ejemplo que es un poco somero, pero si yo como artista necesitara aprender a soldar, aunque una pieza la vaya a soldar alguien más no es que eso sea parte de la obra necesariamente, no quiere decir que eso no sea un elemento compositivo de la obra; ahora bien, el asumir el rol de mayordomo no fue proyectado como una intención artística, pero hay que tener muy claro que esto sí resulta en un elemento compositivo del proyecto. Entonces me pregunto ¿qué implicaciones tiene que la persona que inicia un proyecto así se asuma como mayordomo? es algo que me estoy reservando y he estado desarrollando, además también pienso ¿qué implicaciones tiene que alguien asuma, sin hablar necesariamente de arte, un rol para desarrollar una idea, realizarla, materializarla y cuáles son sus tensiones disciplinarias, de vida cotidiana, su historia y su carácter simbólico?

BV.- ¿Consideras haber logrado hoy los objetivos que te planteaste al inicio del desarrollo de este proyecto?

AL.- Logré asumir y reconocer que los mercados son críticos. Se piensa normalmente que en el comercio hay cierta neutralidad, pero por supuesto que tienen que estar apelando a todas las presiones políticas existentes, así como todos lo hacemos en todos nuestros trabajos.

Como plataforma de diálogo crítico la procesión ha funcionado y en la cuestión artística, este proceso dentro de un contexto social muy específico ha implicado muchas cosas como la instalación de este símbolo, El hombre de maíz. Cuando diseñé la pieza a mí me interesaban la acción y los diálogos, claro está, pero también esta forma que tiene peso, un impacto y que va a permitir un diálogo, el hombre de maíz que se va instalando y que al final, al igual que los estandartes y las imágenes producidas, es un documento más que quedará de la acción una vez que haya finalizado en 2018, diez años después de su inicio en 2008.

 

 

 

 

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